jueves, 24 de noviembre de 2011

"El error" de Elena de White

En el siguiente capítulo, titulado: "El error de Elena de White", del libro "Si hay apostasía en la iglesia, ¿Debemos abandonar el  barco?" escrito por Ty Gibson, el lector descubrirá cuáles son aquellas actitudes peligrosas al momento de señalar o puntualizar ciertos errores de los que profesan ser el pueblo de Dios. Es importante que el lector preste atención cuidadosa a los siguientes consejos antes de aventurarse a leer o escuchar informaciones provenientes de individuos o grupos disidentes cuyo objetivo es levantar sospecha sobre los que llevan en sus hombros el peso de la obra de Dios. Con esto no intento minimizar la importancia de llamar al pecado por su nombre, sino mostrar la manera incorrecta en que muchos lo hacen.


Capítulo 7
"El error"
de Elena de White
ESTOY SEGURO DE HABER CAPTADO su atención con el título de este capítulo. La sola idea basta para hacer que la sangre del más saludable de los adventistas se coagule. Puedo escuchar el gruñir de algunos defenso-res: "Un momento. Elena de White fue profetisa. ¿Qué se propone al usar la palabra "error" tan cerca de su nombre?"
Antes que su corazón adventista comience a latir peligrosamente rápido, permítame explicarle lo que quiero decir. Pero mejor aún, permitamos que ella nos lo diga:
"Oh, cuánto anhelo que Cristo venga, cuánto anhelo que arregle todas las cosas. Ahora me estoy conven-ciendo de haber cometido un error al especificar algu-nos males que existen en mis hermanos. Muchos están constituidos de tal manera que tomarán estos errores y tratarán tan severamente a quien los cometió, que no tendrá valor ni esperanza de corregirse, y el mal trato de la persona arruinará un alma. Ellos, sabiendo las cosas que yo sé, tratan al que yerra de una manera muy diferente a como yo lo haría. De aquí en adelante debo ser más precavida. No encomendaré a mis hermanos la relación con las almas, si Dios me perdona el asunto en que he errado. Suplico a todos que miren mucho más allá de mí, más allá de las opiniones de hombres finitos y dados a errar, y miren a Jesús. Luche con Dios, hable mucho menos con diferentes personas y ore más... Me
gustaría que tuviéramos mucho más del espíritu de Cristo y muchísimo menos de las opiniones humanas. Si erramos, que sea por el lado de la misericordia y no por el lado de la condenación y el trato duro" (Carta 16-1887; parcialmente publicada en Manuscript Realeases No. 449, págs. 28-30).
Allí está el "error" de Elena de White, admitido por ella misma.
¡Sin embargo tenga cuidado!
No permita que esta cita sacuda su confianza en su don profético. No, ella no se equivocó en su proclama-ción del gran sistema de verdades bíblicas que están encarnadas tan ampliamente en la fe adventista. Y tam-poco se equivocó en la gran riqueza de consejos prácti-cos que entregó a la iglesia. Pero ella tuvo que lamentar "la puntualización de algunos errores" que existían en sus hermanos.
¿Por qué?
No porque su discernimiento acerca de los errores fuera inexacto o imaginario. No porque no hubiera necesidad real de corregir los errores que veía. Sino porque "muchos", no pocos, "están constituidos de tal manera que tomarán estos errores y tratarán tan seve-ramente a quien los cometió que no tendrá valor ni esperanza de corregirse, y el mal trato de esa persona arruinará un alma".
Ella no lamentaba sus esfuerzos para corregir los errores que veía. Pero sí lamentaba la forma en que sus declaraciones encaminadas a corregir podían ser usa-das por otros. Muchos tomarían sus palabras de corrección y las usarían para "tratar severamente al que había errado". "Mal uso" fue la palabra que ella eligió para describir esta trágica forma de manejar sus escritos. Las palabras que ella escribió con un espíritu fueron citadas con un espíritu totalmente diferente. "Sabiendo [los que tergiversan sus palabras] lo que yo
sé -se lamentaba-, tratarán al que yerra en una forma totalmente diferente de lo que yo lo haría". Parecería, entonces, que el uso correcto o erróneo de sus escritos depende del espíritu y el propósito con los cuales se citan. De acuerdo con su propio testimonio, es un mal uso de sus escritos administrar condenación al que yerra citándola a ella.
Al parecer, Elena de White estaba tan frustrada por este mal uso de sus escritos, que se sentía personal-mente responsable por el problema, al grado de confe-sar el error que había cometido y pidió a Dios que la perdonara. Y a partir de esta difícil experiencia, crista-lizó en la mente de Elena de White un principio nacido del cielo: "Si hemos de errar, que sea por el lado de la misericordia y no por el lado de la condenación y el trato duro".
Ella reconoció este principio como la verdadera manifestación del "espíritu de Cristo" y deseaba que nuestro pueblo tuviera "mucho más" de esto.
El profeta Miqueas articuló en una forma muy bella este concepto como un requerimiento básico de Dios:
"Oh, hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios" (Miq. 6:8).
He leído y citado este versículo durante muchos años antes que su significado brillara finalmente en mí. Miqueas está expresando aquí la regla fundamental del trato mutuo, unos con otros.
 Esta regla básica para tratar conmigo es aplicar la justicia: "Hacer justicia". Dios me tiene por res-ponsable ante los más elevados dictados de mi conciencia, a ser conservador en mi responsabili-dad ante él.
 Pero la regla básica para relacionarme con otros es aplicar misericordia: "Amar misericordia". Dios
me pide que ejercite abundante e infinita compa-sión hacia otros; ser liberal en amar, y generoso en perdonar a los que yerran.
Vivir en esta forma es igual a "humillarte ante tu Dios". Pero como seres humanos caídos tendemos a ser egoístas en nuestras percepciones. Hallamos más natu-ral aplicar la norma más estricta de justicia a otros y ser liberal en la misericordia hacia nosotros mismos. Vivir en esta forma es igual a caminar en justicia propia y orgullo delante de Dios. Condenar a otra persona es, en efecto, reclamar inocencia personal. Cuando nos relacionamos con nuestros prójimos con una actitud de juicio, negamos nuestra propia necesidad del perdón de Dios y exigimos su aceptación sobre la base de nuestra justicia personal. Por supuesto, no hay una aceptación tal disponible, porque, en realidad, todos somos tan culpables como los demás. La justicia que pensamos que vemos en nosotros mismos es meramente una ilu-sión auto-inducida, nacida de la condenación hacia otros.
Es inevitable, usted encontrará errores en sus her-manos miembros de la iglesia. Verá fracaso y error en aquellos con quienes comparte el nombre de Cristo. Habrá ocasiones en que sentirá que es necesario hacer algo con el error que nota. Cuando sienta la necesidad de hacerlo, hay una pregunta seria, que escudriña el corazón; me gustaría sugerirle que se la hiciera a sí mismo:
¿Cuál es mi propósito: exponer y condenar al que está errando, o restaurarlo y cubrir una multitud de pecados?
El motivo con que usted emprende la sensible tarea de corregir a otros, moldeará su espíritu cuando ejecute la desagradable tarea. Si su objetivo es ganar y res-taurar, entonces sólo hay un enfoque efectivo. Tomar
este consejo en el corazón:
"El que yerra no puede ser restaurado en otra forma que en el espíritu de humildad, gentileza, y tierno amor" (Testimonies for the Church, tomo 2, pág. 52. La cursiva es nuestra).
"La censura y el oprobio no rescataron jamás a nadie de una posición errónea; pero ahuyentaron de Cristo a muchos y los indujeron a cerrar sus corazones para no dejarse convencer. Un espíritu bondadoso y un trato benigno y persuasivo pueden salvar a los perdidos y cubrir multitud de pecados. La revelación de Cristo en nuestro propio carácter tendrá un poder transformador sobre aquellos con quienes nos relacionemos" (El dis-curso maestro de Jesucristo, pág. 109).
El mismo principio se aplica cuando tratamos con la iglesia como un todo:
"No hemos de lanzar rayos y centellas contra la igle-sia militante de Cristo, porque Satanás está haciendo todo lo posible en este aspecto, y vosotros, que preten-déis ser el remanente del pueblo de Dios sería mejor que no fuerais hallados ayudándole, denunciando, acu-sando, y condenando. Procurad restaurar, no derribar, desalentar y destruir" (Review and Herald, tomo 6. pág. 516).
"Que todo aquel que está tratando de vivir una vida cristiana recuerde que la iglesia militante no es la iglesia triunfante. Habrá en la iglesia quienes tengan una mente carnal. Se debe tener compasión de ellos, más que condenarlos. La iglesia no ha de ser juzgada como si sostuviera este tipo de caracteres, aunque se hallen dentro de sus límites... Jesús vio lo bueno y lo malo en las relaciones de la iglesia y dijo: "Dejad crecer junta-mente lo uno y lo otro hasta la siega" (Fundamentals of Christian Education. págs. 294. 295).
"Dios quiere que su pueblo siga otros métodos que el de condenar el error, aun cuando la condenación sea
justa. Él quiere que hagamos algo más que lanzar car-gos sobre nuestros adversarios, que lo único que hacen es alejarlos más y más de la verdad. La obra que Cristo vino a hacer en nuestro mundo no fue erigir barreras y lanzar constantemente sobre la gente el hecho de que han cometido errores.
"El que espera iluminar a la gente engañada debe acercarse a ellos y trabajar por ellos en amor. Debe lle-gar a ser un centro de influencia santa" (Testimonies for the Church, tomo 6, págs. 121, 122).
Si estas citas no parecen asombrosamente apropia-das para nuestro tiempo, entonces alégrese de no estar en una lista equivocada de envíos. El nuestro es un tiempo cuando la condenación se ha convertido en Una obra de arte, bajo la pretensión de defender la verdad. La iglesia confronta actualmente todo un movimiento que reside en la periferia del adventismo y que se espe-cializa en exponer y condenar los errores. Algunos se consideran reprensores profesionales. Desde un punto de vista financiero, puede ser una profesión realmente lucrativa. Como un astuto maestro de este negocio con-fesó con toda la boca a un grupo de colegas en el arte de condenar: "Cuando expongo el error y reprendo a la iglesia, el dinero nos llega en serio. Pero cuando sólo trato de predicar el evangelio, los fondos disminuyen".
Ahora ya sé la forma en que algunas personas res-ponderán a las ideas expresadas en este capítulo. Siempre que hablo de estas cosas alguien está listo para ayudarme a equilibrarme:
"Sí, lo que está diciendo es la verdad... para algunas personas, pero no todos somos iguales, y no todos fui-mos llamados a la misma clase de ministerio. Algunos de nosotros simplemente decimos las cosas como son, "y al que le caiga el guante, que se lo plante". Algunos de nosotros sencillamente no somos gentiles. Hablamos derecho, con franqueza y si usted no puede aguantado,
es su problema. Algunos de nosotros somos como Elías, Juan el Bautista y los reformadores protestantes".
Debo confesar que a mí nunca me ha gustado el cuadro de Juan el Bautista que lo muestra con cabello enmarañado y cejas arqueadas, apretando los dientes con un brazo extendido y señalando con el dedo. Con toda honestidad, me siento feliz de que no haya nada en la Biblia que nos diga que ese arte religioso está inspi-rado por el Espíritu Santo. La Biblia sólo registra las palabras de Juan; nosotros añadimos el tono, la mira-da, la actitud que imaginamos que poseía. Lo mismo es cierto de Elías. Y hasta donde sepamos de los reforma-dores, Elena de White dice esto:
"Los hombres duros y criticones con frecuencia se disculpan o tratan de justificar su falta de cortesía cris-tiana porque algunos de los reformadores obraron con un espíritu tal, y sostienen que la obra que debe hacer-se en este tiempo requiere el mismo espíritu; pero tal no es el caso. Un espíritu sereno y perfectamente contro-lado es el que más conviene en cualquier lugar, aun en la compañía de los más toscos. Un celo furioso no hace bien a nadie. Dios no eligió a los reformadores porque eran hombres apasionados e intolerantes. Los aceptó como eran, a pesar de estos rasgos de carácter; pero les habría impuesto responsabilidades diez veces mayores si hubiesen sido de ánimo humilde, si hubiesen some-tido su espíritu al dominio de la razón" (Joyas de los testimonios, tomo 1, págs. 565, 566).
Si Elena de White misma, mujer dotada con el don profético, se lamentó de haber "especificado algunos errores" que ella vio en sus hermanos, ¿cómo no sentir la necesidad de ser extremadamente cuidadosos al rela-cionarnos con los que yerran? Y si ella estaba frustrada por el mal uso que se les daba a sus escritos para atacar a los que estaban en el error, ¿cómo no debería-mos nosotros ejercer gran precaución en el uso que hagamos de sus palabras hoy?
Es mi oración que decidamos vivir bajo la regla que ella estableció: "Si hemos de errar, que sea por el lado de la misericordia y no por el lado de la condenación y el trato duro".

Descargar el libro : http://iglesiaadventistaagape.org/Documents/Si%20hay%20apostas%C3%ADa%20en%20la%20iglesia,%20%C2%BFDebemos%20abandonar%20el%20Barco.pdf

miércoles, 23 de noviembre de 2011

CARACTERÍSTICAS QUE IDENTIFICAN A LOS DISIDENTES

Apreciado lector, debes saber que en la iglesia de cristo siempre ha habido quienes crean división entre el pueblo de Dios, siempre ha existido una clase de personas que, inspiradas por el "acusador de nuestros hermanos", hacen  su misma obra. Creyéndose más puros y santos que sus antiguos hermanos, rehúsan sujetarse a la iglesia visible de cristo. Además, ésta clase de personas manifiesta un espíritu de intolerancia hacia las debilidades de sus hermanos. En vez de velar  por su propia salvación, pasan la mayor parte del tiempo buscando errores en los siervos de Dios que están luchando quizás para obtener la victoria sobre el viejo hombre. A éstas personas que reproducen el carácter de aquel que es "el acusador de nuestros hermanos...día y noche ante nuestro Dios" (Apoc.12:10), las conocemos bajo el epíteto de "Disidentes".
 A continuación transcribiré algunas características de éstos grupos disidentes, con el fin de que el lector adventista pueda discernir con el Espíritu de Profecía a tales personas. El siguiente, es un extracto del libro del Dr. Evelio García, titulado "¿Confundidos con la verdad?". Podrá encontrarlo a partir de la página 314-324 del mismo libro:

CARACTERÍSTICAS QUE IDENTIFICAN A LOS DISIDENTES

Se hace necesario conocer las características que identifican a las personas implicadas en la herejía, que causan división y confusión en la iglesia, para preservarnos de caer en el error y legitimar lo falso como verdadero.


Si ha existido un tiempo en la historia de nuestra iglesia en que debemos saber muy bien de dónde venimos, por qué estamos aquí y para dónde vamos es ahora.

      "Estamos viviendo en tiempos peligrosos. Por la luz que he recibido dice la mensajera del señor sé que Satanás está procurando introducir aquello que hará pensar a ciertos individuos que tienen una obra maravillosa que hacer." [386]

      "El señor ha declarado que la historia pasada habrá de repetirse cuando entremos en la fase final de nuestra obra. Cada verdad que  haya dado para éstos postreros días debe ser proclamada al mundo. Todo pilar que estableció debe ser fortalecido. No podemos apartarnos ahora del fundamento que Dios asentó. No podemos entrar en una nueva organización; porque ésto significaría apostatar de la verdad." [387]

En cualquier proposición es fácil descubrir o discernir su sentido. Esto nos lleva desde luego a unos y a otros a reconocer que nuestra tarea en las dificultades internas de contrastes en la apreciación de la verdad consiste en ver con seriedad, en el error del otro, la verdad que contiene, y en su propia verdad, la factibilidad del error:

         "Cuando se presenta un mensaje a los hijos de Dios, no deben levantarse en oposición contra  él. Debieran ir a la Biblia para compararlo con la ley y el testimonio, y si no soporta esta  prueba no es verdadero."[388]

Desde luego, en la Biblia, avivada e inspirada por el Espíritu Santo, como iglesia remanente, encontramos en cristo subsistencia y duración; permanencia en la verdad; las fuerzas del infierno no podrán permanecer (Mateo 16:18). De atenernos a esto, a partir de cristo y de su Gracia permanente, quienes pretendemos ser los reformadores de nuestra iglesia podemos hablar de nuestra verdad y posición infalible, duradera e indestructible en su esencia; en su esencia estará conservada por el Dios de la Gracia y la fidelidad. Pero esto no excluye la otra realidad, el trigo y la cizaña en la iglesia. Y de esta manera la iglesia se manifiesta una vez más como columna y soporte de la verdad (1 Timoteo 3:15).

Se hace, pues, necesario presentar las características que identifican a las personas heréticas que propician la confusión en la iglesia, y preservar a los hermanos de caer en el error  de legitimar lo falso con lo verdadero.

PRIMERA CARACTERÍSTICA 

Usan la Biblia y el Espíritu de Profecía de acuerdo con sus conveniencias  

"Cuando os conviene, tratáis los testimonios como si creyeseis en ellos, citando de ellos para robustecer alguna declaración que queréis que prevalezca. Pero, ¿qué sucede cuando la luz es dada para correjir vuestros errores? ¿ Aceptáis entonces la luz? Cuando los testimonios hablan en contra  de vuestras ideas, los tratáis livianamente."[389]

"Sé que muchos toman los testimonios que el señor ha dado y los aplican como suponen que debieran ser aplicados, extrayendo una cláusula aquí y otra allí, sacándola de su contexto adecuado  y aplicándola de acuerdo a sus ideas."[390]

 SEGUNDA CARACTERÍSTICA

    Crean la división en la iglesia

"La influencia de los tales tiende a derribar y dispersar lo que edifica los siervos de Dios."[391]

"Hacen a un lado todo lo que se ha dicho con respecto a la unidad de sentimiento y de pensamiento, y pisotean la oración de Cristo, como si la unidad por la cual oró no fuera esencial, y no hubiera necesidad de que sus seguidores sean uno como él y el padre son uno."[392]

TERCERA CARACTERÍSTICA

Su mensaje es tan negativo que descorazonan a los hermanos

"El señor no confía a ningún hombre un mensaje que desanime y descorazone a la iglesia. Él reprueba, reprende, castiga; pero es solamente para aprobar al fin."[393]

CUARTA  CARACTERÍSTICA

Crean sospechas con relación al ministerio y los dirigentes de la obra

Es una cuestión muy seria ir de casa en casa, y bajo la pretensión de  llevar a cabo una obra misionera, sembrando la semilla de desconfianza y sospecha. Cada una germinará rápidamente, y así se crea desconfianza en los siervos de Dios que tienen un mensaje para el pueblo. Cuando Dios habla mediante sus siervos, la semilla (de desconfianza y sospecha) sembrada, ya ha echado raíces de amargura. La palabra cae entonces en corazones que no quieren responder. Debido a ello, ningún poder terrenal ni ningún poder celestial puede abrirse paso hacia el alma.[394]

"Se burlarán de la orden del ministerio como un sistema de clericalismo. De los tales apartaos. No tengáis comunión con su mensaje, por mucho que citen los testimonios y traten de atrincherarse detrás de ellos."[395]

"Los que os habéis estado educando vosotros mismos dentro de un espíritu de crítica y acusación, recordad que estáis imitando el ejemplo de Satanás."[396] 

QUINTA CARACTERÍSTICA

Pretenden tener una nueva luz en contra de la antigua 

"En toda época hay un nuevo desarrollo de la verdad, un mensaje de Dios al pueblo de esa generación. Las viejas verdades son todas esenciales; la nueva verdad no es independiente de la vieja sino un desarrollo de ella. Es únicamente comprendiendo las viejas verdades como podemos entender las nuevas... es la luz que brilla en el nuevo desarrollo de la verdad la que glorifica lo viejo."[397]

"La obra de Dios es la misma en todos los tiempos, aunque hay distintos grados de desarrollo y diferentes manifestaciones de su poder para suplir las necesidades de los hombres en los diferentes siglos. Empezando con la primera promesa evangélica, y siguiendo a través de las edades patriarcal y judía, ha habido un desarrollo gradual de los propósitos de Dios en el plan de la redención."[398]

"Dios no ha pasado por alto a su pueblo ni ha elegido a un hombre solitario aquí y otro allí como los únicos dignos de que les sea confiada la verdad. No da a un hombre una nueva luz contraria a la fe establecida del cuerpo."[399]

"Se levantarán otro y otro y presentarán lo que pretenden que es gran luz y expondrán sus declaraciones. Pero nos mantendremos fieles a los hitos antiguos."[400]


SEXTA CARACTERÍSTICA

Enfatizan sólo un aspecto de la verdad

"Uno acepta alguna idea nueva y original que no parece estar en conflicto con la verdad. Se espacia en ella hasta que le parece que está revestida de belleza e importancia, porque Satanás tiene poder para dar esa falsa apariencia. al fin llega  a ser el tema que lo absorbe todo, el único gran punto alrededor  del cual gira todo, y la verdad queda desarraigada del corazón."[401]


SÉPTIMA CARACTERÍSTICA

Son independientes

"Estos maestros siguen las teas que ellos mismos encendieron, obran de acuerdo con su propio juicio independiente y estorban la verdad con nociones de teorías falsas. rechazan el concejo de sus hermanos y siguen su camino..."[402]

"No se consideran  responsables ante ningún hombre. Se me mostró que ésta es la obra especial de Satanás inducir a los hombres a sentir que Dios les ha ordenado hacer cosas por su cuenta y escoger su propia forma de obrar independiente de sus hermanos."[403]


OCTAVA CARACTERÍSTICA


Acusan a la iglesia de ser Babilonia

"Los que aseveran que las iglesias adventistas constituyen Babilonia, o parte alguna de Babilonia, deberán permanecer en casa. Deténganse y consideren cuál es el mensaje que debe ser proclamado en este tiempo."[404]


NOVENA CARACTERÍSTICA


Están en contra de la organización

"Los que llevan éste mensaje de error, denunciando la iglesia como Babilonia..., están en contra de la organización..."[405]

"Que nadie albergue el pensamiento de que podemos prescindir de la organización... Que ninguno de nuestros hermanos esté tan engañado como para intentar destruirla... En el nombre del Señor os declaro que la organización ha de permanecer fortalecida, establecida, fijada."[406]


DÉCIMA CARACTERÍSTICA


Niegan el apoyo económico a la iglesia 


"Los que llevan este mensaje de error, denunciando a la iglesia como Babilonia... están en contra de l sencillo mandato de Dios, pronunciado por Malaquías, de traer los diezmos a la tesorería de la casa del Señor, e imaginan que ellos tienen una obra que hacer..."[407]

Un hombre que en tiempo de Elena G. de White enseñaba que no necesariamente había que devolver el diezmo a la iglesia adventista recibió la siguiente amonestación: 

"Entiendo que usted proclama también que no debemos pagar el diezmo. Hermano mío: ´Quita tus zapatos de tus pies´; porque el lugar donde Ud. está es tierra santa. El Señor ha hablado con respecto al pago de los diezmos. ÉL ha dicho: 'Traed los diezmos al alfolí, y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, sino abriré las ventanas de los cielos, y vaciaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde: Pero cuando el Señor pronuncia una bendición sobre los que traen sus diezmos, pronuncia una maldición sobre los que retienen."[408]


UNDÉCIMA CARACTERÍSTICA

Se separan de la iglesia

"Aquellos que rehúsen escuchar las admoniciones  y advertencias dadas por los fieles   mensajeros de Dios no deben retenerse en la iglesia. Éstos deben ser borrados, pues serán como un Acán en el campamento de Israel, engañados y engañando."[409]

"La relación con la iglesia no se debe cancelar a la ligera; sin embargo, cuando algunos que profesan seguir a Cristo se ven contrariados, o cuando su voz no ejerce influencia dominante que les parece merecer, amenazan con abandonar la iglesia. En verdad, al abandonar la iglesia ellos serán los que más sufrirán, porque al retirarse de su esfera de influenciase someten plenamente a las tentaciones del mundo."[410]

"Todo creyente debe ser sincero en su unión con la iglesia. La prosperidad de ella debe ser su primer interés, y a menos que sienta la obligación sagrada de lograr que su relación con la iglesia sea un beneficio para ella con preferencia a sí mismo, la iglesia lo pasará mucho mejor sin él."[411]


DUODÉCIMA CARACTERÍSTICA

La incredulidad en los testimonios de Dios

"Los que se ponen a proclamar un mensaje bajo su propia responsabilidad individual; los que, al par que aseveran ser enseñados y conducidos por Dios, se dedican especialmente a derribar lo que Dios ha estado edificando durante años, no están haciendo la voluntad de Dios... no los recibáis, porque Dios no les ha encomendado que hagan ésta obra. El resultado de una obra tal será la incredulidad en los Testimonios, y en lo posible anulará la obra que he estado haciendo durante años."[412]


DECIMATERCERA  CARACTERÍSTICA

Llegan a ser desequilibrados mentales


"Éstos maestros siguen las chispas de su propio fuego, obran de acuerdo a su propio juicio independiente y estorban la verdad con falsas nociones y teorías. Rechazan el consejo de sus hermanos y siguen su camino hasta que llegan a ser precisamente lo que Satanás desea que sean: desequilibrados mentales."[413]


DECIMACUARTA CARACTERÍSTICA

"Descuidan la obra que Dios les asignó...[414]

"¿No hay bastante trabajo que hacer para satisfacer vuestro celo en la obra de presentar la verdad a aquellos que están en las tinieblas del error? Como quienes han sido designados administradores de recursos y capacidades, habéis estado dando una aplicación errónea a los bienes de vuestro Señor al diseminar el error"[415]


PARA REFLEXIONAR

"Cuando el Señor da un mensaje a una persona, le da al mismo tiempo algo mediante lo cual el pueblo puede conocer que el mensaje procede de él. Dos no pide que su pueblo crea a todos los que acuden a él con un mensaje."[416]

Aunque tenemos una obra individual y una responsabilidad individual, delante de Dios, no hemos de seguir nuestro propio juicio independiente, sin considerar las opiniones y los sentimientos de nuestros hermanos; este proceder conducirá al desorden en la iglesia. Es deber de los ministros respetar el juicio de sus hermanos; pero sus relaciones mutuas, así como las doctrinas que enseñan deben ser examinadas a la luz de la ley y el testimonio; entonces, si los corazones son dóciles para recibir enseñanza, no habrá divisiones  entre nosotros. Algunos están inclinados a ser desordenados, y están apartándose de los grandes hitos de la fe, pero Dios está induciendo a sus ministros a ser uno en doctrina y en espíritu.[17]

Si un hombre adopta puntos de vista referentes a la Biblia sin considerar la opinión de sus hermanos, y justifica su conducta alegando que tiene derecho de profesar sus propias opiniones peculiares, y luego las impone a otros, ¿cómo podrá cumplirse la oración de Cristo? Y si otro aún se levanta, y cada uno reclama el derecho de creer y hablar lo que le place sin referencia a la del cuerpo, ¿Dónde estará la armonía que existió entre Cristo y su padre, y que Cristo pidió en oración existiera entre sus hermanos? [418]

"No nos desanimemos. No hablemos de dudas, sino de fe, pues la fe proporciona poder infinito. Si nos aferramos de ese poder y no confiamos en nuestra propia fortaleza humana, veremos la salvación de Dios."[419]


¿Tiene futuro nuestra iglesia?

"No es necesario dudar ni temer que la obra no tendrá éxito. Dios está a la cabeza de la obra, y él pondrá todo en orden. Si hay cosas que necesitan ser ajustadas en la dirección de la obra, Dios los hará y obrará para corregir toda cosa errónea. Tengamos fe en que Dios conducirá el noble barco que lleva al pueblo de Dios sano y salvo al puerto."[420]

[386] Elena G. de White, Mensajes Selectos, tomo 2, pág. 81

[387] Elena G. de White, Joyas de los Testimonios, tomo 2 pág. 363

[388] Elena G. de White, Mensajes Selectos, tomo 1 pág. 486

[389] Ibíd., pág. 48

[390] Ibíd., pág. 50

[391] Elena G. de White, Joyas de los Testimonios, tomo 2 pág. 167

[392] Elena G. de White, Testimonios para los Ministros, pág. 52

[393] Ibíd., pág. 23

[394] Elena G. de White, Mensajes Selectos, tomo 2, pág. 80

[395] Elena G. de White, Testimonios para los Ministros, pág. 51

[396] Elena G. de White, Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 48

[397] Elena G. de White, Palabras de vida del Gran Maestro, pág. 98

[398] Elena G. de White, Patriarcas y Profetas, pág. 390

[399] Elena G. de White, Joyas de los Testimonio, tomo 2, pág. 103

[400] Elena G. de White, Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 190

[401] Elena G. de White, Joyas de los Testimonios, tomo 2, pág. 104

[402] Elena G. de White, Testimonios para los Ministros, pág. 29

[403] Ibíd., pág. 29

[404] Elena G. de White, Joyas de los Testimonios, tomo 2, pág. 355

[405] Elena G. de White, Testimonios para los Ministros, pág. 53

[406] Ibíd., pág. 24

[407] Ibíd., pág. 53

[408] Ibíd., pág. 60

[409] Nichol, Op. cit., pág. 1096

[410] Elena G. de White, Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág. 446

[411] Id.

[412] Elena G. de White, Testimonio para los Ministros, pág. 51

[413] Elena G. de White, Joyas de los Testimonios, tomo 2, pág. 261

[414] Elena G. de White, Testimonios para los Ministros, pág. 53

[415] Ibíd., pág. 51

[416] Elena G. de White, Mensajes Selectos, tomo 2, pág. 81

[417] Elena G. de White, Testimonios para los Ministros, pág. 30

[418] Id.

[419] Elena G. de White, Testimonios para los Ministros, tomo 1, pág. 99

[420] Elena G. de White, Review and Herald, 20 de Septiembre de 1892











lunes, 21 de noviembre de 2011

INTRODUCCIÓN GENERAL

Este blog nace como resultado de mi interés por ayudar a muchos cristianos sinceros, especialmente a aquellos adventistas que se encuentran  en el valle de la duda. A menudo, he conversado con ASD que cuestionan tenázmente el divino llamado del pueblo adventista como remanente de Dios en la tierra. Igualmente, en mi camino he hallado disidentes que, resentidos por la baja condición espiritual de nuestro pueblo, se encargan de difundir mediante su voz y pluma, informes desalentadores contra el mismo, (teniendo presente que muchos de esos informes son falsos, y mal intencionados).
Ésta, es una de las pocas páginas (si es que existen otras semejantes) que se encargará de defender la fe adventista ante la marea de acusaciones provenientes de grupos disidentes, tanto de dentro, como de fuera de las filas de nuestro pueblo. Acusaciones cuyo fin es desintegrar la organización visible del pueblo escogido por Dios en éstos  postreros días.
En ésta página el lector encontrará muchos temas orientados a disipar las montañas de dudas estimuladas por grupos disidentes y demás fuerzas opositoras, que se relacionan con temas tales como: ¿Aún sigue siendo el pueblo adventista el remanente escogido por Dios para anunciar el evangelio de la gracia a todas las naciones?, ¿cuál será el futuro de los adventistas como organización?, ¿ha encomendado Dios la obra de esparcir el mensaje de los tres ángeles de Apocalipsis 14 a otro pueblo?, ¿se han unido los adventistas al Movimiento Ecuménico en sus ideas doctrinales?, ¿Ha apostatado el pueblo adventista como organización?,¿quiénes son los 144.000 sellados, y desde cuándo son escogidos? Éstos, y muchos otros temas ocuparán el espacio en ésta pagina.
Quiera Dios que por medio de este blog muchas almas encuentren terreno sólido para su fe. Éste es el más profundo y sincero deseo del autor.


Javier Macías.